Clasificación, Según el tiempo de exposición podemos diferenciar la hipotermia como:
Aguda: se produce en un lapso breve de exposición a temperaturas muy bajas sin protección adecuada o por inmersión en agua fría. En estos casos existe una diferencia entre la temperatura central, que aún no ha llegado a afectarse, con la temperatura periférica. Sin embargo, el movimiento de la sangre enfriada de la periferia puede continuar descendiendo la temperatura central, aún después de eliminado el mecanismo de daño
Crónica: ocurre por una exposición prolongada a ambientes fríos sin suficiente protección. La temperatura corporal desciende lentamente y en forma pareja, por lo que esta persona dispone ya de escasos recursos para mantener su temperatura.
Según la temperatura corporal el
desarrollo de la hipotermia tendrá estadios bien definidos, según los
cuales cambiará radicalmente el tratamiento.
Enfriamiento: no siendo aún un cuadro de hipotermia estrictamente, ocurre cuando la temperatura corporal ha descendido hasta 1.5ºC por debajo de lo normal. Comienzan a aparecer los primeros síntomas, tales como la sensación de frío, y la afectación local de las extremidades.
Tratamiento: generalmente las personas detectan la anormalidad de este estadio. Siempre que sea posible, deben tomarse medidas para solucionar el problema, como abrigar o iniciar una actividad física para generar calor. Si debido a las circunstancias, la persona o sus compañeros no pueden intervenir para mejorar esta situación, el cuadro se agrava, llevando a la persona a una situación de hipotermia
Hipotermia Leve: se define cuando la temperatura corporal se encuentra entre 35ºC y 32ºC. Los signos y síntomas más notables comienzan con dificultad para coordinar movimientos delicados (motricidad fina) como subir el cierre de la ropa o atar los cordones del calzado. Aparecen los temblores, que en un principio la persona puede controlar, y alteraciones del carácter, tales como desinterés, apatía e irritabilidad. En la medida que la temperatura desciende se observa mayor dificultad en la coordinación muscular, agravada por períodos de temblor descontrolado cada vez más frecuentes, siendo evidente la disminución del rendimiento físico y los tropiezos durante la marcha. Es notable la vasoconstricción, presentando palidez y enfriamiento progresivo de la piel.
Tratamiento: es muy importante estar
atentos a la aparición de estos signos y síntomas ya que una actuación
temprana es efectiva en el campo, previniendo un desarrollo más severo
del problema. Como primer medida la persona debe ser aislada del medio,
llevándola a un ambiente controlado (carpa, refugio, etc.) y colocada en
un empaque de hipotermia (ver gráfico adjunto) que deberá evitar la
pérdida de temperatura por cualquiera de las formas anteriormente
vistas. Aunque esta persona no ha perdido totalmente su capacidad de
generar calor, el adicionar fuentes externas de calor puede ser muy
beneficioso para acelerar el proceso.
La hidratación es muy
importante ya que las personas en este estado no experimentan deseos de
beber, y en algunos casos tampoco disponen de líquido alguno. Por otro
lado la disminución de la temperatura corporal tiene un efecto directo
sobre los riñones, causando un aumento de la diuresis que acentúa el
proceso de deshidratación. La rehidratación debe ser paulatina, siendo
mejor líquidos calientes y azucarados si se dispone de los elementos
para prepararlos. Las bebidas alcohólicas no deben ser administradas ya
que, si bien proporcionan una sensación de calor, producen
vasodilatación, y por lo tanto mayor perdida de calor, además de las
conocidas consecuencias a nivel del estado de conciencia. También debe
ingerir alimentos simples que ayuden a generar calor con el metabolismo y
proporcionen energía para la actividad muscular. La temperatura deberá
ser chequeada con frecuencia para no causar un recalentamiento excesivo.
SALVAMENTO Y BUCEO ; PNA.
concientizar tambien ayuda .