Es cierto! Lo que sucedió es simple: Neo dice -Che, si alguno sabe dónde vamos, pueden ir yendo...- Entonces, éramos cuatro listos para zarpar. Uno de nosotros (cuyo nombre reservaremos) dijo -Yo sé ir!-. Entonces, partimos detrás de él. A mi estela se prenden Jorge y Francisco. Cruzamos el Luján al palo, y tomamos -primer error- el Mojarra, o Aguaje sin nombre, como se lo conoce. Allí decidimos esperar haciendo unos tiritos... Pasados 20 minutos, la inquietud era mayor -Dónde estarán estos tipos?-. Nuestro intrépido guía, conocedor de los hábitos de la plana mayor de PEK, dice -Es habitual que tarden, tranqui-. Bue, el sabrá -pensé-. Quince minutos después, y viendo que no venían, seguimos por el Mojarra (según nuestro guía, era el Pacú) hasta el San Antonio. Allí preguntamos por el Pacú a unos travesía que pasaban. Una muchacha (apetecible, por cierto) nos informa que era el segundo arroyo a la izquierda (señalando la derecha), pasado un caserío. Fuimos y tomamos, ahora sí, el Pacú. Pero ni noticias del grupo mayor. Preguntamos a todos los que pasaban y nadie los vio. Seguimos hasta el Piraña (suponemos) y tampoco. Bué, para no aburrir más, volvimos a hacer unos tiros a la intersección del Mojarra y el San Antonio, sin éxito. Para rematar y como frutilla, Francisco se lesionó el hombro y tuve que traerlo de tiro. Pero la pasamos muy bien. Menos mal que Jorge llevó salame y queso y vino, que si no, no sé. Saludos!