El sábado teníamos planeada una salida con amigos del Club Tribunales hacia la Isla Martín García que duraría los 3 días del finde largo. Resulta que a las 8 de la noche del viernes con los kayaks arriba del auto nos avisan que se suspendía el cruce por orden de Prefectura Naval Argentina dado el pronóstico de fuertes vientos predominantes del sector S- SE para el día sábado. La idea era dormir en el CT y temprano, entre las 5 y las 5:30hs partir hacia MG. Partimos hacia el club de todas maneras y veríamos el sábado por donde remar o que hacer… pero ya en la AU La Plata – Buenos Aires le comente a Ángel que estaba este finde la travesía Cayastá – Santa Fe organizada por el Club Azopardo de Santa Fe, entonces ahí nomás cambiamos de rumbo y nos fuimos hasta Cayastá.
Llegamos a Cayastá a las 4:30 del sábado y nos tiramos a dormir dentro del auto, ya se veía en el camping gran cantidad de kayaks que habían arribado el día viernes por la noche. A las 6 ya empezaron los gritos de los organizadores y de a poco fue tomando vida el campamento y los preparativos para comenzar la singladura. Después de la bendición del párroco de Cayastá a eso de las 8 comenzamos la travesía.
Los paisajes de Santa Fe les puedo garantizar que son hermosos, colmados de verde y vida. La barranca de un lado y del otro las suaves arenas, rodeados de una exuberante selva y todo regado por el rió, que corre y ayuda a que la remada y los 500km recorridos por la noche no se sufran. El viento que nos acompaño durante todo el día hizo también que la remada sea más liviana, a veces de frente, a veces de costado y también de popa, refrescaba a los 60 kayaks de la flota. Una breva parada a ½ mañana para estirar las piernas y achicar la vejiga y a continuar. Ya después de las 13 hicimos una parada más larga donde afloraron unos chorizos frescos, las típicas latas de pate y jardinera y las infaltables bananas y turrones.
Con la corriente a favor la tarde se presentaba calurosa pero en cada reagrupe no faltaban los roles y las zambullidas para refrescar y hacer mas amena y divertida la distancia (60 Km. a recorrer hasta Santa Rosa de Calcines). A las 16:30 estábamos llegando al camping. A armar las carpas, una ducha y a tomar un liso santafesino para esperar los pollos que ya estaban en la parrilla. A las 21 comenzó la cena y la chopera fue la estrella de la noche, todos iban y venían a cargar los vasos, había que rehidratarse de los líquidos evaporados con la remada. El Payador hizo su rutina y nos alegro con sus historias y sus prosas gauchescas la cena, unos ricos pollitos a la parrilla con ensaladas, los sorteos y la entrega de remeras y luego los guitarreros se fueron turnando con zambas y otras melodías hasta las 3 de la madrugada, hora en que se acabo la cerveza (2 barriles de 30litros).
A las 7 empezaron a sonar de nuevo las trompetas, arriba a preparar los kayaks y las pertenencias y a las 8:30 de nuevo en el agua. El sol y el calor pronto se hicieron presentes y los recuerdos de la noche pasada, las anécdotas y los chistes fueron moneda corriente durante toda la mañana. Llegar hasta el punto donde seria el almuerzo fue bravo, las pocas horas de descanso se notaron en toda la flota.
Por la tarde nos esperaba la ultima parte de la travesía y el cruce de la famosa laguna Setúbal, previo paso por unos arenales que varios tuvimos que sortear con la ayuda de las manos por la poca profundidad y sobresaltados por los acrobáticos saltos de los sábalos y las corridas de los dorados detrás de estos. A eso de las 18 estábamos pasando por debajo del puente colgante y de ahí al Club Náutico Azopardo nos quedaban 200 metros de travesía.
El recibimiento de la gente en la playa con aplausos, gritos y bombas de estruendo fue increíble y las hamburguesas calmaron el hambre y la cerveza la sed…
Solo nos quedaba ir a buscar el auto a Cayastá y disfrutar un asado por la noche y luego el retorno después de descansar por la noche en el club que nos ofreció tirar las colchonetas en el gimnasio.
Es increíble como uno puede disfrutar algo surgido de imprevisto, tanto como algo planeado por mucho tiempo, siempre la buena onda de los kayakistas que nos recibieron en Santa Fe fue la norma que rigió el fin de semana.
Les recomiendo esta travesía, los paisajes son increíbles, la gente muy cordial, la comida y la cerveza más que abundante, todo hizo que pasáramos un finde espectacular.
Gracias amigos santafesinos, gracias Ángel por la compañía y gracias a todos ustedes por llegar hasta acá leyendo esta crónica.
Saludos.
Javier.